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La Carta Natal Maya

Carta Maya Valencia
La Carta Natal Maya es la Carta del Alma. Sincroniza a cada ser humano consigo mismo y con el planeta para que cada uno experimente su propia iluminación y despertar hacia una forma de vida más armónica. El día de nacimiento tiene que ver con nuestro propósito cósmico y nuestra trascendencia en esta vida. ¿Cómo se relaciona este propósito con las energías que nos rodean? ¿Cómo nos ayudarán a evolucionar? A través de la Carta Natal Maya uno aprende a conocerse y a valorarse para crecer. Sirve para contestar las más profundas dudas existenciales, o para resolver situaciones de la vida diaria que a veces tanto nos preocupan. A medida que se avanza en su lectura, el despertar de la conciencia va haciendo su recorrido y va abriendo puertas hacia nuestro mundo interior, despertando potencialidades dormidas como también capacidades.
 
Todas las personas tenemos la capacidad de mejorar. Esto se debe a que todos tenemos en el centro de nuestro corazón un núcleo de luz que representa todo lo bueno del ser humano, toda la energía positiva. Esta alta vibración no es física, no está en tercera dimensión, no es visible, está en quinta dimensión.
 
Esta alta vibración es la fuente que le da vida al ser humano, es la energía que proporciona vida al cuerpo físico, que provoca el movimiento de la sangre y el funcionamiento de nuestro cuerpo. Esta vibración tiene muchos nombres según las culturas, algunos la llaman Amor, otros la llaman Espíritu, otros, Dios. No importa el nombre que le demos, lo que importa es que representa la esencia misma de todos los seres y es lo suficientemente poderosa como para atravesar la capa de impurezas (miedos, prejuicios, creencias) que la cubre, iluminando nuestra conciencia, purificando de esta manera nuestro pensamiento y generando como consecuencia una modificación positiva de nuestra conducta. Este núcleo se representa como un sol muy pequeño, que muchas veces no puede brillar por estar rodeado de una coraza de impurezas. Este sol es igual en todos nosotros, lo que varía es la capa que lo recubre.

Ocuparse en querer mejorar consiste en tratar de atravesar la barrera que forman los patrones mentales, debilitarlos y transformarlos. Ahora bien, para lograr esto, no basta con conocerse, ni tampoco basta con modificar nuestras acciones de forma esporádica, sino que hay que ser constante para lograr modificar patrones que están formados a nivel inconsciente.

Al enfrentarnos a una situación siempre tenemos dos fuerzas que determinan nuestra conducta, una que viene directa de nuestro sol, la voz de nuestra intuición, la conexión directa con nuestro espíritu; y también tenemos una voz instintiva asociada a nuestro cuerpo físico, a nuestra tercera dimensión que nos indica cómo actuar haciendo caso omiso a nuestra conciencia.

Existen muchos y variados caminos para evolucionar, diferentes teorías en distintas culturas; existe el Yoga, la meditación, el Reiki, etc., y todos ellos tienen un fundamento en común: generar mecanismos para conectar nuestro cuerpo físico con nuestra energía superior. Al hacerlo, al conectarnos con ella, nuestra conciencia y nuestros pensamientos se purifican, se limpian con una energía superior capaz de disolver todas nuestras impurezas.

Los mayas encontraron sus propios métodos de conexión con nuestra energía superior. Ellos comprendieron a la perfección la sincronización de eventos, comprendieron que el tiempo es la cuarta dimensión y fue a través de esa cuarta dimensión que lograban conectar nuestra tercera dimensión física con la quinta dimensión espiritual. Para representar y estudiar esto construyeron diferentes calendarios, de los cuales el Tzolkin basado en las frecuencias 13:20 es el que representa en forma más exacta esta conexión.

Además de ser grandes astrónomos fueron grandes astrólogos y lograron identificar de forma muy clara las conexiones entre el macrocosmos observando el cielo y el microcosmos del ser humano, y al hacerlo en función de su calendario de cuarta dimensión pudieron especificar características muy claras de nuestra energía superior, porque si bien la energía básica de nuestra quinta dimensión es igual para todos nosotros, no en todos se manifiesta igual, generalmente se desarrolla en diferentes aspectos de la misma esencia. Unos tendremos más capacidad para expresar amor, otros verdad, otros voluntad, otros sabiduría y  todas son desdobles de la misma energía positiva, con diferentes características que al conocer las nuestras, y lo más importante, al usarlas, nos sincronizan con nuestra quinta dimensión, dándonos la posibilidad de limpiar nuestra capa de impurezas. 

Desde el punto de vista de la civilización Maya, nosotros somos el cuerpo celular del planeta. Si mi información energética y genética indica, por ejemplo, que soy una célula del hígado del planeta y yo trato de ser otra cosa, estoy yendo contra mi propia naturaleza y eso me frustra y me hace sentir mal, sin comprender el por qué. Cuando me sincronizo con mi propia naturaleza y actúo desde ese punto voy siempre a favor de lo que tengo que ser y no de lo que se supone que debería ser. También al saber que yo soy una célula del cuerpo planetario comparto con otros seres la misma información lo cual me permite acceder a una responsabilidad más participativa y comunitaria, conformando así un órgano de este planeta con una función específica. De esta manera cumplo con mi misión planetaria. Este es el camino diseñado por esta cultura hace un milenio atrás.

 

 


 

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